Da igual si se hace de forma amable o sermoneando, para mi educar siempre es malo y no me refiero solo a la educación en el sentido de instrucción de conocimientos sino, sobre todo, a la educación del comportamiento.
Los padres nos hemos creído, en algún momento de la historia, que parte de nuestra labor era educar y que encima eso era una prueba de nuestro amor. Pues yo digo "si amas, no eduques" porque educar siempre daña algo, siempre implica una represión y eso va dejando huella en el cuerpo en forma de coraza muscular, que nos impedirá sentir y gozar plenamente.
Comentarios
He intentado demostrar que las neurosis son un resultado de la educación
patriarcal, autoritaria, con su supresión sexual, y que el verdadero
problema está en la prevención de las neurosis.
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En la sociedad de clases, la clase gobernante asegura su posición con ayuda de la educación y la institución de la familia...
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El primero y más importante lugar de reproducción del orden social es la
familia patriarcal; ésta crea en los niños una estructura de carácter que les hace susceptibles a las influencias posteriores de un orden autoritario.
(las negritas son de la autora)
La dominación reprime el impulso vital interior más importante de las criaturas humanas; se opone a la complacencia y corrompe el amor.
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... aquien se ama se le complace con todas tus fuerzas y por todos los medios, y no se le reprime; que es imposible 'mimar demasiado' y que no hay mayor gusto, ni goce, ni bien, ni bondad, ni prueba de amor, que complacer los deseos de la persona amada.
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No se puede reprimir a quien se ama verdaderamente. Pero si puede reprimir a quien se 'ama' con el corazón o con la cabeza, porque ese no es un amor verdadero. Es mentira que ejercemos la autoridad y la presión sobre nuestras criaturas por su bien,
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Porque cuando mandamos a nuestr@s hij@s les estamos inoculando la falta de respeto a la integridad del ser humano, y les estamos inculcando que la jerarquización social es lo normal y lo natural.
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Tenemos que explicar a nuestr@s hij@s que a veces obedecemos por imperativo legal, cuando no hay más remedio [...] pero diciéndoles la verdad para que no pierdan el respeto hacia si mism@s ni caigan en un estado de sumisión inconsciente, y preserven su dignidad interior intacta, la integridad de sus cualidades innatas.
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La dominación siempre empieza en casa, en la familia.
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El poder comienza con la represión del deseo, de la producción vital per se, y produce una determinada desvitalización o castración de los seres humanos.
La educación actual, al acorazarlo contra el displacer, hace al ser humano incapaz de sentir placer.
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Profundamente comovidos, relatan como de niños, se sentían identificados con la naturaleza, con todo lo que les rodeaba, como se sentían 'vivos'; y como todo esto fue destruído después por su educación.
Educar: reducir al niño a las normas
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La función de los padres, en términos de empresa, es la de
elaborar, a partir del material en bruto niño, el modelo domesticado que
satisface a la demanda
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Pero, sin embargo, las personas pueden hacer por lo menos una elección: son libres para aceptar o no el papel de padre
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Quien ejerce un poder nunca es inocente
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En realidad se trata de una mutilación. Una mutilación corporal, y no solo un condicionamiento mental. [...] Se llama (la mutilación) formación, educación
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Sólo cuando la palabra “educación” carece de sentido, se puede utilizar la palabra “relación”.
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educar es reprimir y dominar.
gracias por las citas.
>:D<
capítulo "La educación como acoso a la vitalidad"
A menudo escucho solo comentarios extremos. Creo que la inmensa mayoria de nosotros somos victimas de una situacion de la que nuestros padres fueron complices (y se que en algunos Casos actores pricipales y hasta verdugos). Sin embargo, el grado de conciencia, implicacion y voluntad no es igual en todos los casos.
Detesto las justificaciones y las idealizaciones, pero me entristece enormemente la falta de compasion.
Por eso, todo lo que sea generalizar sobre el papel y la culpa de los padres, me parece, de entrada, injusto.
Y esto no lo digo como padre (que desea exculparse), sino como hijo. Un hijo que ha tratado de comprender a sus padres y empatizar con ellos y con sus vidas. Y que no guarda rencor, pero no disculpa ni perdona ciertas actitudes y comportamientos continuados u ocasionales.
Comprender no es aceptar como bueno ni justificar lo recibido, pues entonces, que me pido a mi como hombre y como padre? Me conformo con hacer "lo que pueda"?
No,, es inaceptable. Pero la condena generalizada también lo es.
Solo que estoy convencido de que las cruzadas, a menudo, llevan a situaciones tan injustas como las que las desencadenan.
Y encima son mayoria!
Por otra parte hay muchas formas de informar y algunas de ellas, para mi, si son educación, si se alecciona o se da un sermón quiera o no quiera el otro, por ejemplo.
https://www.youtube.com/watch?v=O8yxhzH-NEI
educo a mi misma , ni educo a mi hijo, ni educo a mi marido, ni a mi
madre, ni a mis amigos. quizá si tuviera un perro le educaría, pero
tampoco estoy segura.
a veces y a mi pesar
hago cosas lamentables a mi hijo: alguna vez por ejemplo le digo como debería
actuar, como debería ser, pero enseguida me doy cuenta, porque tengo
clarismo que es una agresión hacia su persona, y él generoso y amoroso
como siempre me perdona estas intromisiones y nos volvemos a tratar como
dos iguales, uno con más experiencia otro con más sensibilidad e
intuición.
pero aún así, aún en los peores momentos mi intención no
es educar, arrastrar, guíar ni lograr que se comporte, o que se calle o
que obedezca.
ni la pedagogía negra ni la blanca ni la rosa. ni la del aula, ni la de familia.
no someter, no reprimir, no educar.
>:D<
por otra parte creo que no es lo mismo- y no tiene los mismos efectos en el educador y educando- educar con la idea de que es buenisimo y necesario que educar por inercia, por costumbre e incluso contra nuestros deseos, por exigencias sociales.
Las personas que han podido vivir en paz con sus hijos e hijas,
y no en la típica guerra permanente (la guerra que dan los niños es
una expresión popular), saben por propia experiencia que la criatu-
ra humana es buena, generosa, desprendida, que desea la felicidad
y el bienestar de sus seres queridos, que confía plenamente en ellos
mientras no se traicione de forma reiterada la confianza que origi-
nariamente ella nos deposita; que tiene un afán casi infinito de
conocimiento y de aprendizaje listo para desplegarse, y que des-
arrolla siempre con los pocos o muchos medios y libertad de que
disponga; que desea desarrollar su vitalidad y seguir sus impulsos;
tener iniciativa propia y tomar decisiones sobre las cosas que la
incumben; que es capaz de todas las complicidades y sacrificios
por sus mayores y por sus hermanos y hermanas; que es compla-
ciente, que está cargada de amor y de energía libidinal, y que
rechaza el dominar tanto como el ser dominada; porque cuando
una criatura crece siendo su iniciativa propia respetada, es también
respetuosa hacia l@s demás. La criatura que no se ve obligada a
entrar en la espiral de la guerra de la dominación, entonces es
paciente, comprensiva, respetuosa, imaginativa, espontánea, curio-
sa, ingeniosa, ama la verdad y no sabe mentir, pues no concibe otro
modo de relación que el de la transparencia. Y esto es así hasta
que pierde la confianza y con ella, la inocencia.
El estado de inocencia de la criatura humana es el estado en el
que damos por sentado que el mundo es como nosotras, y que
desea lo mismo que nosotras.
Cuando nos damos cuenta de que no es así, entonces empeza-
mos a arrinconar las cualidades de nuestra integridad primaria que
nos resultan inservibles; y al ofrecer una resistencia hacia lo que
nos mana de dentro, nos encogemos y nos tensamos. Así empeza-
mos a desconectarnos de nuestras pulsiones, a acorazarnos, y
empezamos a construir el ego, la identidad, la personalidad según
las reglas del mundo (inhibición, desconfianza, engaño, chantaje,
mentiras, acaparación, dominación, sumisión, competencia) que
son distintas de las ‘reglas’ de la vida en su integridad primaria
(pulsión, deseo, iniciativa, curiosidad, confianza, derramamiento,
complacencia, generosidad, reciprocidad, transparencia). El
pequeño ser humano aprende de su entorno a autoinhibirse, a men-
tir, a someterse y a dominar, y aprende que la mentira, la sumisión
y la dominación son la forma de sobrevivir. Y cuando la criatura
humana adquiere la experiencia de que la mentira, la sumisión y la
dominación es lo que funciona, deja atrás la ‘edad dorada’ de la
inocencia y la integridad de su condición humana; aprende que
someterse es fastidiarse, y que para no fastidiarse hay que fastidiar
al prójimo; es decir dominar para no ser dominada; y empieza a
jugar al parchís, a comerse al hermano para avanzar 20 casillas, y
se forma psíquicamente para el fratricidio, incluso se vuelve ‘un
tirano’ con sus padres y sus hermanos: la vía de la complacencia de
los deseos se malogra y aparece la estructura caracteriológica adap-
tada a las relaciones de dominación, que decía Reich.
(de Casilda Rodrigañez, por supuesto
"El estado de inocencia de la criatura humana es el estado en el que damos por sentado que el mundo es como nosotras, y que desea lo mismo que nosotras"
Esa frase me parece increíble.
Si es muy bonita la inocencia y sentir que el mundo es como nosotros y que desea lo mismo que nosotros. Referente a esto me viene a la cabeza cuando hace dos años, estando aun Alvaro escolarizado, me llamo un dia la directora del colegio para decirme lo inmaduro que era mi hijo y que tenia que espabilarse reaccionar de otra manera y me lo argumentaba con lo que había pasado. Y después de su larga retahíla, le conteste que "Alvaro es un niño inocente que no es sinónimo de inmaduro" "Y que por desgracia al decir lo de espabilarse, estamos haciendo que los niños luchen y pongan la zancadilla para defenderse porque sino le pondrán la zancadilla a ellos" "Que esa picardía de la que alardeaban algunos padres de sus hijos quizás algún dia se les podría volver en su contra" Y al poco tiempo, paso otro incidente y su profesor de ese momento me dijo que le encantaba lo maduro que era Alvaro porque se expresaba muy bien y sabia reconocer si en algo se había equivocado con sus compañeros y disculparse, cosa que la mayoría de los alumnos que tenia no hacia, porque desde muy pequeños le habían enseñado a tener ese orgullo y a no aceptar la responsabilidad y "culpabilizar" a los demás por lo que ellos hacían.
¡que daño se les está haciendo a los niños con ese afán de educar y reprimir, y encaminarlos a las rutas de la guerra y competitividad.!
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Cuando contemplamos las cualidades de las criaturas humanas
en su integridad primaria, nos damos cuenta que han sido diseña-
das por la evolución para vivir en armonía y en fraternidad, y no en
estado de sumisión ni ejerciendo presión o represión sobre nadie; y
también nos damos cuenta de que el malestar individual proviene
de la adaptación a un orden social en el que no se pueden desple-
gar esas cualidades sino que por el contrario, tenemos que impedir
que espontáneamente se desplieguen. Y si nos fijamos con un poco
más de atención, también podremos descubrir que las personas
adultas dedicamos una buena parte de nuestras vidas a machacar
esas cualidades de las criaturas, sin que por lo general nos demos
cuenta; de tal manera que nosotras mismas transmitimos nuestro
propio acorazamiento y nuestra propia condición, transformando
las criaturas derramadoras de amor y de bondad en agentes fratri-
cidas. Así reproducimos el orden social. En parte de manera cons-
ciente y en una gran parte de manera inconsciente. En realidad, lo
que hacemos es aprovechar y extrapolar los increíbles recursos de
las criaturas humanas para sobrevivir en situaciones extremas, en
estados de alerta máxima, para adaptarlas a una supervivencia en
una sociedad fratricida. Pues se trata de eso, de una supervivencia
en unas condiciones al límite de las posibilidades, con una enorme
constricción y anulación de la propia vitalidad.
Las explicaciones y las terapias de la psicología adaptativa se
basan efectivamente en los recursos de supervivencia de las criatu-
ras humanas, que son increíblemente importantes, para hacer via-
ble su adaptación a un orden social que quebranta aspectos impor-
tantes de su autorregulación. Lo que no pueden es eliminar el
malestar psíquico que produce, malestar que se traduce en diversas
sintomatologías, originadas por esa castración, básica y anímica,
de las cualidades innatas de la criatura humana. Hay que tener en
cuenta dos cosas: una, que muchos de los recursos de superviven-
cia del ser humano que se exprimen, están previstos para situacio-
nes puntuales de alerta, y no para mantenerse como modo de vida
permanente; y dos, que la mera extrapolación de dichos recursos,
al ser utilizados para otros objetivos diferentes de los que fueron
filogenéticamente establecidos, alteran la autorregulación y produ-
cen el malestar; como dice N. Bergman (nota (4) pag.63) lo que
acontece de hecho, es una violación de los cuerpos humanos.
Hay una homología entre el orden social y la formación psíqui-
ca individual. Y fue Wilhelm Reich quien por primera vez consta-
tó esta correlación en su verdadero contenido, al percatarse de la
adecuación de la estructura caracterológica de las personas a las
relaciones de dominación y a la jerarquía social. Deleuze y
Guattari hacen un merecido reconocimiento a Reich, en esa obra
imprescindible que es El Antiedipo, y cuyo clarificador subtítulo
es Capitalismo y Esquizofrenia (ver nota (11), pag 67), subrayando
también la relación entre el orden social y el malestar individual, la
sociedad neurótica que la dominación y el fratricidio crean.
La estructura psíquica que construimos a lo largo de nuestra
socialización, es la que es y no es otra, porque es la que el orden
social determina que sea. Y esta construcción psíquica es patoló-
gica y es lo que produce el malestar individual, que por tanto tiene
un origen social.
Deleuze y Guattari en su obra explican que la represión exter-
na que se ejerce sobre cada criatura humana, y la auto-represión
que cada criatura humana ejerce sobre sí misma, forman un
sistema complementario. Ambas formas de represión (externa e
interna) funcionan de manera complementaria y sincronizada:
cuanto más auto-represión pueda ejercer cada criatura humana
sobre sí misma, menos represión externa hará falta. La cultura, los
hábitos sociales, la psicología y las distintas escuelas educativas,
se esfuerzan en modelar un ser humano capaz de la más adaptada
auto-represión; capaz de sobrevivir conteniendo su vida en el más
ajustado y preciso acorazamiento interno y externo; como decía
Reich: (ver cita del comienzo) un acorazamiento contra la natura-
leza dentro de sí mismo y contra la miseria social que le rodea.
Las secuelas psicológicas y somáticas son inevitables.
:-*
Bueno Ainhoa, Alvaro no siempre lo tiene claro porque se le ha dañado y reprimido muchísimo. De mas pequeño si que lo tenia claro, pero a base de regañarle para que no haga tal o cual cosa y ver que no se le aceptaba en su entorno, pues ha sucumbido y hace mucho lo que él sabe que los demás quieren escuchar y dice o hace lo que los demás esperan de el para que le quieran o le acepten como persona.
Hoy tuvimos un torneo de golf y realmente ahí se reflejó lo que estamos hablando aquí. En otro momento lo cuento porque es muy largo y me tengo que ir. Pero es increíble como llamamos educar a reprimir, dominar y como dice Anna a dañar.