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En una institución tan grande como una escuela, los niños no pueden salirse
demasiado de la norma, tanto en los estudios como en el comportamiento. Todas
las reglas, normas, programas de recuperación, acciones disciplinarias,
premios, expectativas, incluso las medicinas, están diseñadas para mantener a
los niños tan cerca de la media como sea posible. A millones de niños se les
diagnostican problemas de aprendizaje, o se les prescribe ritalin, se les
chantajea, se les castiga o simplemente se les presiona para seguir las normas.
Si los niños se saltan las normas establecidas, ¿cómo puede funcionar una clase
de 30 o una escuela de cientos, quizá miles? Es más, ¿cómo pasarán los niños
del mundo educativo al del trabajo si no han aprendido a aguantar el
aburrimiento, a responder obedientemente (aunque sea sin entusiasmo) a las
normas, a las expectativas y a las jerarquías incomprensibles, cómo lo harán
para reprimir los deseos naturales y reemplazarlos con otros generados
externamente, para consumir notas, certificados y otros premios por un trabajo
bien hecho mientras aceptan la explicación de la "píldora amarga" por
todo lo que es aburrido, tedioso y agotador en nuestras vidas.
En inglés encontré artículos escritos años después, cuando volvió a escolarizar y como vievieron este cambio. Por supuesto vuelven a desesolarizar y podemos ser testigos de este proceso. Es muy interesante, nada fácil, un testimonio sincero. Lástima que no está traducido (si alguien encuentra eso en castellano o quiere traducirlo sería estupendo subirlo aquí)Imaginaros las consecuencias si nuestros hijos pudieran rechazar la
monotonía, desarrollar incentivos propios, cuestionar la autoridad y refinar la
habilidad para pensar con profundidad, en vez de superficialmente, sobre temas
que les interesen. Podrían llegar a cuestionarse la necesidad del trabajo
tedioso, de los jefes. Podrían rebelarse contra la idea de que tienen más que
ofrecer a la sociedad que lo se les puede extraer en términos de su
productividad, bien sea rellenando el círculo correcto con el lápiz del número
2 (como estudiante) o fabricando productos (como trabajador) o consumiéndolos
(durante su escaso tiempo libre).
Comentarios
La crianza de los niños en una época vulgar.
Además de haber constatado que sí, es cierto, mucha gente se queda en el simple "¿teta o biberón?, ¿colecho o cuna?, etc" eternamente, y perdemos el norte de lo que verdaderamente importa. Mucha teoría, y después, nos quedamos en la "verbalización emocional" de la realidad, sin dejar que los chicos sientan en primera persona que todo se puede cambiar.
Trivializando a los adolescentes (escrito hace 10 años) :
http://zinternational.zcommunications.org/Spanish/0203peters.htm